RECLAMO EN CUITAS
Al arrullo de alondras
que cantan sus amores.
Acaricia mi mente la música extraña.
Sinfonía inconclusa en la voz sin colores.
Del vergel y las aves que entonan con saña.
Los aromas de flores silvestres en incienso
Que al vaivén de la brisa mañanera te ofrece.
Cada flor en su cáliz como un tributo inmenso.
De lo que nuestra tierra alienta vida y crece.
Muy contentos y alegres los niños te adivinan
y al saltar en el huerto, al árbol se encaminan
y te buscan reunidos, te gustan en las mieles.
Y tal vez en sus penas el trovador que llora
la ilusión que ha perdido, la ventura de otrora
te
reclama en sus cuitas, te adora en sus laureles.
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